
¿Quién no ha vivido algún momento de confusión? A todos nos ha pasado estar muy distraídos que perdemos el hilo de una conversación, y cuando tratamos de retomar, nada tiene mucho sentido. Quizá nos ha pasado al quedarnos profundamente dormidos una tarde y al despertar, no saber qué día es o en dónde estamos. Estos pueden ser escenarios comunes para muchos. Pero cuando lo común se vuelve cotidiano, debemos empezar a prestar atención.
¿Qué Es La Confusión?
Podemos definir la confusión de diferentes maneras, tomando en cuenta los ejemplos antes mencionados. Pero a grandes rasgos podemos decir que la confusión es cuando tu mente está en un estado de caos y no puedes funcionar con normalidad. Puede manifestarse de diversas formas y tener varias causas. Algunos de los síntomas comunes de la confusión incluyen:
- Desorientación: La persona puede no estar segura de su entorno, la hora, la fecha o su identidad.
- Dificultad para concentrarse: La capacidad de prestar atención y mantener el enfoque en tareas o conversaciones se ve afectada.
- Desorganización mental: Los pensamientos pueden estar desordenados y dispersos, lo que dificulta la toma de decisiones y la resolución de problemas.
- Cambios en el estado de ánimo: También suele manifestarse cuando la persona experimenta ansiedad, frustración o miedo.
- Problemas de memoria: Puede haber dificultad para recordar información reciente o eventos pasados.
Factores psicológicos relacionados a la confusión
La confusión no llega sola. Suele ser otro de los síntomas de algunos trastornos psicológicos, e incluso de situaciones emocionales momentáneas que no representan mayores riesgos:
- Estrés: La constante tensión o preocupación por vivencias cotidianas pueden detonar el estrés. Cuando esas vivencias representan un trauma, como un episodio violento, puede desarrollarse un trastorno de estrés postraumático. La persona que lo padece puede tener momentos donde algún evento cotidiano le haga regresar al trauma, causando confusión en el lugar donde está, e incluso con las personas que le rodean.
- Fatiga mental y física: La fatiga se presenta cuando nuestras actividades exceden nuestros límites de productividad, y terminamos por agotarnos. Este agotamiento se produce en buena medida porque los tiempos de descanso no son suficientes, y eso, eventualmente puede llevar a la confusión. Algunos de los síntomas más comunes son pérdida momentánea de memoria, problemas de comunicación e incluso lapsos de desconección como quedarse dormido en diferentes momentos del día.
- Ansiedad: La ansiedad puede jugar a nuestro favor cuando estamos en momentos de peligro. Pero también puede convertirse en un trastorno cuando se activa en momentos que no representan una amenaza. Personas que padecen algún tipo de trastorno de ansiedad suelen tener dificultades para pensar con claridad, llevándolas a sentirse confundidas. Algunos de los síntomas que presentan son sudoración, inquietud, irritabilidad, fatiga, problemas para concentrarse, insomnio, dificultad para respirar, taquicardias y mareos.
- Depresión: La depresión es básicamente una tristeza profunda y permanente. Las personas que viven con este padecimiento experimentan pérdida de energía y dificultad para realizar actividades de la vida cotidiana. La depresión también impacta el sistema cognitivo y la concentración, por lo que la persona que lo padece, puede pasar por episodios de confusión.
- Trastornos cognitivos o cognoscitivos: En este trastorno se presentan alteraciones del pensamiento que afectan la memoria, el aprendizaje e incluso la capacidad de tomar decisiones correctas. Este problema puede llevar a la persona que lo padece a experimentar confusión, ya que su forma de procesar cierta información no es igual a la del resto. En este tipo de trastornos se encuentran: el trastorno del procesamiento de la información, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) entre otros trastornos neuropsicológicos.
- Enfermedades mentales graves: Algunas enfermedades mentales graves y los trastornos psiquiátricos, como la esquizofrenia, pueden causar síntomas de confusión y desorganización del pensamiento.
- Cambios emocionales y psicológicos: Eventos traumáticos, pérdidas significativas o cambios emocionales intensos pueden desencadenar la confusión.
- Problemas de salud emocional no tratados: La falta de tratamiento para problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión, puede llevar a la confusión, ya que estos problemas pueden afectar la claridad mental.
La confusión en enfermedades y trastornos médicos.
Otra causa de la confusión se manifiesta en diversos padecimientos médicos, que no necesariamente están ligados a problemas psiquiátricos. Sin embargo, no por eso resultan menos relevantes. Algunas de las causas médicas son:
- Enfermedades neurológicas: algunos tipos de demencia desencadenan episodios de confusión, ya que afectan funciones cognitivas como la percepción sensorial, la capacidad comunicativa, el comportamiento e incluso la rapidez para procesar información. Algunas de estas enfermedades son degenerativas y progresivas como el Alzheimer, o algunos tipos de demencia como la demencia frontotemporal, o la demencia de cuerpos de Lewy. En ambos tipos de demencia, las áreas del cerebro afectadas alteran el comportamiento, la personalidad y la conducta. En el caso de la demencia por cuerpos de Lewy, la persona puede sufrir también alucinaciones visuales, sobre todo al inicio de la enfermedad.
- La confusión también se hace presente en algunos trastornos permanentes, como el Trastorno del Espectro Autista.
- Trastornos cerebrales: Los trastornos cerebrales se pueden generar debido a traumatismos o infecciones en el cerebro que lo afectan físicamente, como es el caso de la encefalitis o la meningitis. Algunas de estas enfermedades pueden generar abscesos e inflamaciones cerebrales, conocidas como edemas.
- Existen otro tipo de padecimientos cerebrales como las embolias, que son provocadas por coágulos sanguíneos que se alojan y bloquean el paso del oxígeno al cerebro, haciendo que disminuya el oxígeno, y esto puede desencadenar en episodios de confusión.
- Infecciones virales: Algunas enfermedades de transmisión sexual pueden afectar el sistema nervioso central, causando síntomas neurológicos. Virus como la sífilis, VIH o herpes pueden generar daños neurológicos significativos si no son tratados a tiempo. Estos suelen atacar el sistema nervioso central, y dentro de los síntomas que se tienen, la persona que los padece puede desarrollar episodios de confusión. Algunas otras infecciones, como las desarrolladas en el tracto urinario, pueden causar en pacientes de edad avanzada episodios de delirio.
- Enfermedades cardiacas: Por sorprendente que parezca, la gran mayoría de padecimientos cardiacos detonan episodios de confusión. Enfermedades como la insuficiencia cardiaca congestiva puede afectar órganos como los pulmones, provocando una baja en la saturación de oxígeno. Cuando esto sucede, la oxigenación del cerebro se ve comprometida. Esto contribuye a que la persona que lo padezca se sienta en momentos confundida. disminución de oxígeno, contribuyendo a la confusión. Otros padecimientos como las arritmias cardiacas, cardiopatías e incluso hipertensión arterial, comprometen también el correcto funcionamiento cognitivo.
- Problemas motores: Los problemas motores pueden tener distintos tipos de causas. Algunos están relacionados a padecimientos como la Ataxia. Un trastorno motor que se caracteriza por la falta de coordinación provocada por movimientos involuntarios, afectando también al habla. La falta de coordinación también puede provocar episodios de confusión, en los que la persona no logra coordinar sus ideas con sus palabras.
- Problemas respiratorios: El oxígeno es fundamental para el cerebro. Cuando la mente no recibe oxígeno suficiente, puede pasar por ciertos fenómenos como la hipoxia, y con esta vienen algunas complicaciones como alteraciones en el estado mental, dada la falta de oxígeno. Enfermedades pulmonares como el EPOC y otras enfermedades pulmonares crónicas, hacen frecuente los síntomas de la confusión.
- Trastorno del sueño: La falta o alteración del sueño, puede causar una serie de efectos adversos en la función cognitiva. El no dormir lo suficiente o tener una mala calidad del sueño de manera cotidiana desarrolla una serie de síntomas importantes, como dificultad para concentrarse, alteraciones en el estado de ánimo, problemas de coordinación, alucinaciones y por suùesto, confusión. Un correcto descanso y respetar las horas necesarias de sueño que tu cuerpo requiere al día, ayudará a acabar con los síntomas de forma considerable.
- Deficiencia de nutrientes: La irregularidad de sustancias, vitaminas y nutrientes que nuestro cuerpo requiere en el día a día, pueden ser causa de episodios de confusión. Cosas como los bajos niveles de glucosa en sangre (hipoglucemia), niveles de sodio muy bajos o muy altos o deficiencia de vitamina B12, son algunas de las cosas que podrían llevar al cuerpo a sentirse fuera de balance, causando síntomas que pueden llevar a experimentar confusión.
- Medicamentos: Un incorrecto manejo de los medicamentos, puede crear el escenario perfecto para pasar por un episodio de confusión. Sin embargo, hay medicamentos que aún siendo manejados correctamente, pueden tener el mismo resultado. Esto es más común en sustancias recetadas para el sistema nervioso central, o que tratan algún padecimiento a nivel cognitivo como los antidepresivos o los anticolinérgicos utilizados para el tratamiento del Parkinson. Si bien tienen este tipo de efectos, depende mucho de la reacción del cuerpo de la persona en tratamiento.
Enfermedades como la fiebre o la hipotermia pueden hacer pasar a la persona por momentos de delirio febril o impacto al funcionamiento cerebral. Cuando los casos son muy extremos, la persona enferma podría tener episodios de delirio y eso le puede llevar a sentirse muy confundido.
La confusión y su influencia en el Entorno social
La confusión puede causar una serie de problemas sociales y personales, ya que afecta la capacidad de una persona para funcionar con normalidad en su vida diaria. Algunos de los problemas sociales causados por la confusión pueden incluir:
- Dificultades en las relaciones interpersonales: Una persona confundida experimenta problemas para comunicarse de forma efectiva. Esto puede causar conflictos en sus relaciones y entorno.
- Problemas en el trabajo o el rendimiento académico: La confusión puede afectar la capacidad de una persona para desempeñar tareas laborales o académicas de manera efectiva, arriesgando su puesto de trabajo o su desempeño académico.
- Riesgo de accidentes: La falta de claridad mental puede aumentar el riesgo de accidentes, tanto en el hogar como en el trabajo. La persona confundida puede cometer errores peligrosos debido a su falta de concentración.
- Aislamiento social: Las personas que experimentan confusión a menudo se sienten avergonzadas o frustradas por su incapacidad para funcionar con normalidad, lo que puede llevar al aislamiento social y la disminución de actividades sociales.
- Problemas de salud mental: La confusión crónica o severa puede contribuir al estrés, la ansiedad y la depresión, lo que agrava aún más los problemas sociales y personales.
- Estigmatización: Cuando los círculos sociales no entienden la causa de la confusión de alguien, es más fácil que se le estigmatice y se juzgue su comportamiento, aumentando el aislamiento y la exclusión social.
Es importante abordar la confusión de manera adecuada, especialmente si es persistente o severa, para ayudar a la persona a superar estos problemas sociales y personales. Esto puede incluir buscar atención médica para abordar la causa subyacente de la confusión y proporcionar apoyo emocional a la persona afectada.
Confusión crónica
La confusión se caracteriza principalmente, por la incapacidad del individuo de poder pensar claramente y con fluidez, como normalmente lo hace. La confusión se presenta como un síntoma de distintas enfermedades psiquiátricas y físicas. Y es en algunas de estas enfermedades, que la confusión pasa de ser un síntoma, a convertirse en un padecimiento crónico.
Una de esas enfermedades, es el Alzheimer. La padecen mayormente personas de la tercera edad, aunque pueden darse casos en personas muy jóvenes.
El Alzheimer se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria. Iniciando por cosas bastante insignificantes, como olvidar dónde dejaste las cosas, hasta perder funciones vitales para la supervivencia del ser humano, como el cómo usar nuestro cuerpo para alimentarse o tomar agua.
El Alzheimer es una enfermedad que puede ser hereditaria. Las personas que lo padecen, tienen una extraña mutación en sus cromosomas 21, 14 y 1. Esta mutación altera las proteínas que el cuerpo produce, y estas proteínas dañan las conexiones cerebrales, degeneran las células y las aniquilan. El resultado de estas muertes celulares es la pérdida de memoria, y otras funciones mentales importantes.
Dada la característica de esta enfermedad, las personas que lo padecen viven en un estado constante y casi permanente de confusión. No recuerdan a las personas que los atienden, sus familias, y lo más duro, no recuerdan muchas veces quiénes son ellos. Experimentan desorientación constante y les cuesta prestar atención, recordar cosas y tomar decisiones.
Cuidados en el hogar
Una buena forma de averiguar si una persona presenta confusión es preguntarle su nombre, su edad y el año, mes y día en el cual se encuentra. Si responde con inseguridad o incorrectamente, esa persona sufre confusión.
Si la persona no padece una confusión crónica, comuníquese con un proveedor de atención médica, y asegúrese de que no se encuentre sola. Es importante que alguien esté cerca para calmarla y evitar que se cause algún tipo de daño. Aunque no es común que se dicten restricciones físicas a una persona confundida, es importante estar al pendiente de sus reacciones en todo momento.
Para auxiliar a una persona confundida, puedes intentar ayudarle de la siguiente manera:
- Preséntate siempre, sin importar qué tanto te conozca.
- Trata de que no olvide dónde está.
- Coloca un reloj y un calendario cerca de la persona. Asegúrate que lo tenga a la vista.
- Háblale acerca de eventos actuales y planes para el día. De esa manera podrá situarse en el presente y le ayudará a recordar.
- Trata de mantener el entorno calmado, silencioso y pacífico.
En caso de confusión repentina, intenta detectar la causa, y descartar algún mal fisiológico, como bajos niveles de azúcar en sangre o la temperatura corporal. En caso de no ser producto de algún malestar médico, deberás considerar el apoyo psicológico para la persona que está en un episodio de confusión.
El tratamiento psicológico para la confusión
Dependiendo la causa, será el tratamiento que la persona afectada reciba. Esto le permitirá un tratamiento más efectivo.Es por eso que te daremos algunos enfoques generales que pueden serte útiles si tienes alguna persona cercana que experimente episodios de confusión, o si tú mismo los sueles experimentar:
- Evaluación y diagnóstico: Un profesional de la salud mental realizará una evaluación exhaustiva para determinar la causa de la confusión. Esto podría implicar entrevistas, pruebas y, en algunos casos, pruebas neuropsicológicas.
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es un enfoque terapéutico comúnmente utilizado para abordar la confusión relacionada con la ansiedad, la depresión u otros trastornos psicológicos. Ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales que pueden contribuir a la confusión.
- Terapia de apoyo: La terapia de apoyo proporciona un espacio seguro para expresar preocupaciones y emociones, lo que puede ayudar a aliviar la confusión causada por el estrés, la ansiedad o la depresión.
- Terapia de resolución de problemas: Este enfoque terapéutico se centra en el desarrollo de habilidades para abordar situaciones estresantes o desafiantes de manera efectiva, lo que puede reducir la confusión.
- Terapia cognitiva: Este tipo de terapia se enfoca en modificar patrones de pensamiento disfuncionales y en mejorar la claridad mental.
- Tratamiento farmacológico: En algunos casos, la confusión puede ser el resultado de trastornos psicológicos, como la depresión o la ansiedad, y puede requerir tratamiento con medicamentos recetados por un psiquiatra.
- Técnicas de relajación y manejo del estrés: Aprender técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda y el yoga, puede ayudar a reducir la confusión relacionada con el estrés.
Es fundamental trabajar con un profesional de la salud mental para determinar el tratamiento adecuado según tus necesidades individuales. El tratamiento será personalizado según la causa y la gravedad de la confusión, y puede incluir terapia individual, terapia grupal o una combinación de enfoques terapéuticos.